La sexualidad humana es maravillosamente compleja. En el contexto adecuado, las emociones fuertes se convierten de inmediato en excitación sexual. Por eso tratamos de encontrar fantasías y generar situaciones eróticas que nos conduzcan a una sexualidad mucho más lujuriosa.
Una sesión de BDSM bien llevada puede crear fuertes respuestas emocionales, lo cual puede resultar altamente excitante.
Explorar nuevas prácticas sexuales es divertido. Adrenalina, nervios, hormigueos en el estómago… Al principio podemos sentir inseguridad, pero no debemos de tener miedo a cometer errores (¡aunque es importante jugar seguro!). Puede incluso que al probar una idea que parecía excitante descubramos que no funciona tan bien como pensábamos; no desistas. Prueba un nuevo enfoque o explora otras maneras de llevarlo a cabo.
Cuando tenemos una fantasía es porque la semilla erótica está plantada, solo debemos dejarla florecer.
El primer paso para llevar nuestras fantasías a la realidad es, ante todo, la confianza en uno mismo, por ello no hay que olvidar que todo forma parte de un juego para divertirse, compartir fantasías y construir una vida sexual más emocionante y dinámica.
Si has leído sobre BDSM y quieres llevarlo a la práctica, es importante ante todo crees el ambiente adecuado. Aquí van algunos consejos prácticos para introducir el arte de la dominación y sumisión en nuestros juegos sexuales.
Por dónde empezar…
Como todo en la vida, empieza desde la sencillez. El sexo en general y el BDSM en particular es una habilidad que se adquiere practicando.
En primer lugar, trata de comprender que practicas son las que os excitan a ti como a tu compañero de juegos. Tener una charla sobre vuestras fantasías es un buen paso para empezar, sin importar cuántas de esas fantasías estés dispuesto a realizar. No tengas miedo ni vergüenza por compartirlas, incluso compartir fantasías extremas que nunca estarías dispuesto a realizar puede servir como fuente de inspiración para nuevas ideas.
Por ejemplo, si tu pareja tiene la fantasía de ser atado, puedes empezar por un bondage, suave como unas Muñequeras y Tobilleras y más adelante, quizá descubras que quieres ir más lejos y probar con algo mas restrictivo.
¿Cómo llevamos estas fantasías a la realidad?
Escoged un momento en el que tengáis tiempo para poderos dedicar plenamente el uno al otro. Es el momento ideal para preparar la sesión (por ejemplo, si a tu pareja la gusta experimentar con el dolor, un flogger es una opción perfecta para iniciarse).
Una vez esté todo listo, es hora de empezar. Si eres la parte dominante, puedes pedirle a tu pareja que realice tareas básicas y sencillas para ti. Por ejemplo, puedes comenzar ordenándole que se desnude, al tiempo que le indicas instrucciones detalladas y específicas sobre como hacerlo.
Por otro lado, si os excita el forcejeo, puedes sorprender a tu pareja cuando entre en la habitación, rasgándole la ropa mientras le susurras lo que vas a hacerle.
De acuerdo, tengo la motivación, pero necesito ideas…
Si aún con todo necesitas más ideas, aquí van algunas sugerencias para dejar fluir vuestra imaginación:
- Si deseas explorar en el bondage, la forma más fácil y sencilla es con cuerdas sintéticas de algodón o nylon. Aunque empezar con pañuelos de tela o medias de nylon puede parecer buena idea, lo cierto es que tienden a hacerse un manojo y son difíciles de desatar. Puedes atar a tu pareja a la cama, a una silla, o simplemente llevar las manos detrás de la espalda. Tener sexo con una persona atada es divertido, pero lo harás mucho más excitante si también juegas con distintas sensaciones aprovechándote de su fragilidad. Puedes empezar lentamente recorriendo tus manos alrededor del cuerpo (los antifaces ayudarán a hacer más interesante esta experiencia). Poco a poco, puedes añadir más intensidad. Pellizcar, tirar, o retorcer sus pezones, decorarlos con unas bonitas pinzas… recorrer su cuerpo con las uñas, morder sensualmente, utilizar juguetes con vibración…
- Para introducirse en prácticas de dolor, el spanking (azotes) es una buena forma de empezar. Puedes colocar a tu pareja sobre tu regazo y azotarla con sus manos, una pala, o incluso una cuchara de madera. Comienza con golpes ligeros y rápidos, y gradualmente aumenta la fuerza hasta encontrar su límite. Pregúntale como de cómoda se encuentra con la intensidad y prosigue en consecuencia. Es importante escuchar y ver las reacciones.
- Prueba a darle órdenes que te exciten o le exciten. Por ejemplo, ¿te gusta ver como se masturba? (¿y a quién no?). Dile que se toque mientras miras, siendo tan detallado como quieras en cuanto a cómo hacerlo, rapidez, intensidad…
- Sorprender es la clave del éxito. Puedes llamar a tu pareja mientras está trabajando y ordenarle que se quite la ropa interior, por ejemplo. También puedes enviarle una lista de cosas que hacer para cuando llegues a casa. Si habéis estado hablando de probar algo nuevo, sorpréndele con un juguete nuevo y una nota sobre la cama.
- Si te quedas sin ideas, siempre puedes darle una vuelta de tuerca a cosas que hayas hecho antes, por ejemplo, añadiendo juegos con cera, mordazas etc. Combinar ideas simples darán infinidad de posibilidades, e ir cambiando de órdenes siempre mantendrá los encuentros sexuales novedosos y emocionantes.
Y recuerda…
Está bien cometer errores, forma parte del juego y es aconsejable para comprobar qué funciona y qué no. Es positivo hablar con tu pareja, hacer preguntas, y valorar nuevas posibilidades.
Si algo no funciona para ti, simplemente no sigas haciéndolo.
Puedes ir experimentando hasta encontrar aquello con lo que te sientas mas cómodo.
Recuerda que no hay una forma correcta o incorrecta de hacerlo, así que ante todo, diviértete, experimenta, sé creativo y sobretodo ¡Disfruta!
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