La comunidad BDSM es amplia y heterogénea: mucha gente que habla, se conoce, liga, se aborrece y se critica en redes. Al principio esta estampa puede dar impresión de homogeneidad. Nada más lejos; el mundillo del BDSM está formado por gente muy diversa. No todo el mundo tiene los mismos motivos para meterse en esto, ni le da importancia a las mismas cosas. Por ello, aprovechando el principio de curso, vamos a hablar de un tema ligero: clases de personas que hay en el ambiente BDSM. Hay muchos tipos de BDSMero, así que solo hemos seleccionado a siete… y, eso sí, no prometemos que nos lo vayamos a tomar en serio.
1. El juguetes

Unos coleccionan sellos… y otros juguetes BDSM 🙂
Cuando éramos pequeñas criaturas, y salvo que viviéramos en una familia de pasta, los Reyes Magos nunca nos traían todo lo que queríamos. Siempre faltaba algo. La mayoría lo superamos al crecer, pero hay quien no pudo. Se trata de esta persona que siempre quiere tener todos los juguetes BDSM habidos y por haber. El juguetes no se conforma con un par de floggers y una fusta, sino que quiere tener de todo: que si cuerdas de cinco materiales distintos, que si una jaula de hierro que le encargó al último herrero que hay en la provincia, que si un aparato raro que pilló de saldo en un anticuario y que ni siquiera sabe usar… de todo.
Lo bueno es que, aparte de tener muchos juguetes y mantenerlos bien cuidados, suele ser una persona generosa a la hora de permitirte jugar con ellos.
2. El fetichista

Objetivo: atraer miradas.
A la gente fetish lo que le gusta en realidad es ir como un pincel. Un atuendo molón (siempre de cuero o látex, claro), una mazmorra bien equipada y a triunfar. Para estas personas, el juego BDSM es secundario, y los locales no son más que el escenario donde despliegan todo su plumaje fetichista. Algo que por supuesto es muy respetable, pero que suele dar lugar a grandes discusiones cuando se encuentran con el siguiente tipo de BDSMero de nuestra lista.
3. El sadosaurio

¡Cualquier tiempo pasado fue mejor!
Todo era mejor antes; el sadosaurio lo sabe aunque él mismo tenga veinte años. En los comienzos del BDSM todo el mundo se lo tomaba en serio, los sumisos sabían cuál era Su Lugar, el respeto y el protocolo eran la norma y los tomates sabían a tomate. Ahora las cosas se han degradado mucho, pero antes… ¡ah, antes sí que molaba!
El problema con los sadosaurios no es que tengan su propia forma de hacer BDSM (algo muy respetable) ni que sientan nostalgia. Tampoco son las turras interminables que dan con el tema. La cuestión es que tienden a rechazar cualquier cosa que no esté dentro de su visión, que además suele ser más bien estrecha. Esto convierte a este BDSMero en alguien de quien los demás huyen.

¿Sabías que algunas personas crean zappers con palas antimosquitos? ¡Quizás no sea lo mas seguro del mundo pero resulta un rato ingenioso!
4. El bricosado
En todas partes hay gente hábil con las manos: “el bricosado” es uno de ellos. Pero no, antes de que nos pidas su teléfono, tenemos que advertirte de que la habilidad manual de este tipo de BDSMero solo se plasma en la fabricación de juguetes sexuales. Hace látigos con los materiales más diversos, talla madera para convertirla en palas y a veces hasta monta talleres de lo suyo. Cuando se hace muy experto, sube de nivel y empieza a vivir de la venta del material que fabrica.
5. El debates

El placer está en el debate, ¡no en la conclusión!
A este tipo de BDSMero lo que le gusta es discutir. No te lo dirá así, claro: te afirmará que lo que quiere es aprender y contrastar puntos de vista, que el debate es muy enriquecedor, que si tal y que si cual. Mentira todo. Lo que le gusta es pelearse. Es la clase de gente que siempre habla de política con los amigos, o que contesta en Facebook con comentarios de tres párrafos para probarte que te has equivocado. En el mundillo BDSM tiene mil temas: qué es el BDSM, qué prácticas incluye, qué es la verdadera entrega, si tal o cual técnica es apropiada… y así hasta el infinito. Si compartes redes sociales con un debates, te recomendamos que le silencies. No son mala gente, pero pueden ser muy pesados.
6. El centro de información

A que no sabes… resulta que fulanito, en la fiesta de menganito…
La comunidad BDSM es una red. Cada miembro conoce a otros, se lleva bien con unos y aborrece a otros. Y luego están los centros de información. Los centros de información parecen estar conectados a toda la red. Ojo, eso no quiere decir que sean amigos de todo el mundo, o ni siquiera que sean personas abiertas y extrovertidas: no, simplemente están muy bien informados. Saben cuándo es cada fiesta, tienen idea de quién se ha liado con quién, están informados sobre el estado económico de cada local, han presenciado todas las discusiones en redes sociales… vamos, que son una fuente magnífica de cotilleos. Si no eres este tipo de persona, hazte amigo de uno a la de ya.
¿Y tú? ¿A cuántos tipos de BDSMeros conoces? ¿Te sientes representado por alguno?
Me he reído con tu explicación, y la risa SIEMPRE es buena compañera!
Muchas gracias!!!
La verdad que si, incluso dentro del BDSM hay ratitos para la seriedad para el humor! En el balance está el buen gusto! 🙂